Lo que se va conociendo sobre la gestión del fin de curso escolar en una situación
excepcional como la que vivimos -el
informe del CEE, lo que se filtrado de
la reunión con el Secretario de Estado de Educación, declaraciones de
consejeros de educación autonómicos- es confuso, contradictorio y lleno de
ambigüedades.
Sin embargo, todo apunta a que las autoridades
educativas pretenden salvar a toda costa la maquinaria burocrática (cumplir con
la 3ª evaluación) pasando la patata caliente a los equipos educativos, en
nombre de la supuesta y famosa autonomía de los centros. Al mismo tiempo se le manda al profesorado un mensaje: hay
que «impedir que los
estudiantes se “relajen”», hay que evitar
“la relajación de la tensión educativa”. En una situación excepcional declarada
estado de alarma, resulta francamente obsceno hablar del sistema educativo en estos términos, como un campo donde hay
que mantener la tensión, es decir, la
competencia.
La administración educativa tiene la obligación
de hacer una propuesta clara para el fin de este curso escolar y para el curso próximo.
En este
sentido, Mareas por la Educación Pública
hace la siguiente propuesta:
La propuesta que hace Mareas por la Educación Pública
pretende ser lo más clara, concisa y operativa posible y es válida tanto si
se retoma la enseñanza presencial como si no. Se intenta evitar entrar en
debates para los que no es el momento: no es necesario hablar de aprobado
general, de impedir las repeticiones o de promoción de curso generalizada...
Debe quedar claro que con esta propuesta se
quiere poner el acento en la
preeminencia de la relación pedagógica presencial frente a la telemática: la
educación 2.0 puede ser un recurso pero, incluso si se cierra la llamada
“brecha digital”, jamás podrá suplantar
a la relación pedagógica presencial. El hecho de que todo el alumnado tenga
acceso a internet o medios informáticos no garantiza el proceso de aprendizaje
por razones obvias: las desigualdades económicas y sociales se hacen ahora más evidentes que nunca y no
tienen su origen en las herramientas didácticas que se utilizan.
1. La materia
impartida desde que se cerraron los centros no puede ser evaluable dadas las pésimas
condiciones, la disparidad de criterios
y de métodos que se han empleado, así como de los recursos a los que han tenido
acceso tanto el alumnado como el profesorado.
2. No avanzar
materia de ahora en adelante una vez se retome la actividad tras las vacaciones
de Semana Santa. El trabajo telemático que se
haga a partir de ahora será exclusivamente de acompañamiento, de repaso y de
recuperación.
3. A efectos de
evaluación, el curso se considera cerrado en la fecha en la que se decretó el
cierre de colegios en cada comunidad autónoma y solo se evaluarán contenidos desarrollados
presencialmente. En consecuencia no habrá 3ª Evaluación y el alumnado que tuviera aprobadas la 1ª y 2ª
evaluación se considerará que tiene el curso aprobado. Esto se reflejará en las
actas de Evaluación Final que serán en la medida de lo posible presenciales.
Conscientes de las particularidades de cada etapa educativa, proponemos que el
objetivo de esta evaluación sea el beneficio de cada alumno y alumna. Hay que
tener presentes las circunstancias de cada uno, sus posibilidades de acceso a
la formación online, tanto por capacidad tecnológica como por la adaptación del
currículum que requieren las necesidades educativas especiales. Además esa
evaluación debe hacerse consultando con alumnado y familias para tener toda la
información y consensuando qué puede ser lo más beneficioso, así como las
ventajas o desventajas que podría tener aprobar o suspender una materia.
4. A partir de la vuelta a la actividad el
próximo 13 de abril, la labor de repaso tendrá
como principal y prioritario objetivo el intentar contactar y trabajar, a distancia mientras dure el confinamiento, con el alumnado que no haya superado los
contenidos impartidos presencialmente hasta la fecha en la que se decretó el cierre de colegios en cada comunidad autónoma
para que pueda recuperarlos. Para ello es imprescindible que se cubran todas
las plazas de bajas y jubilaciones.
5. Que este objetivo se pueda lograr, dado que la
actividad presencial tardará en retomarse, está condicionado a que se cumpla la
promesa hecha desde el Ministerio de que se va a dotar de los recursos
necesarios a todo el alumnado que no los
tiene a día de hoy. Si no es así,
serán los propios centros los que intentarán contactar con ese alumnado y sus familias para informarles de todo
esto y valorar la situación familiar y
su capacidad para seguir las actividades de recuperación.
6. En el caso de quienes tengan contenidos
pendientes y no cuenten con las
condiciones mínimas de dotación y/o no tengan una situación familiar idónea
para seguir con el trabajo a distancia,
los equipos educativos valorarán preferentemente la opción de promocionarles de
curso automáticamente. Esto se reflejará en las correspondientes Actas de
Evaluación final.
7. Las administraciones, los centros y el profesorado
contraen el compromiso de llevar a cabo
las necesarias adaptaciones de las
programaciones del próximo curso.
Para ello la administración debe poner los medios adecuados para que
también en tiempo normal nadie se quede atrás: menos alumnado por aula y
profesor, más docentes, estabilidad de las plantillas, personal y especialistas
de apoyo, Equipos de
Orientación, PTSC, PTI, AL, ILSE, etc.
11 de abril
de 2020
Mareas por
la Educación Pública